A
finales de Agosto de 2006, las sequías vuelven a ocupar las portadas
de los medios de comunicación. En España la reserva de agua en los
pantanos ha vuelto a bajar situándose al 49’7% de su capacidad,
frente al 63,3% de los últimos diez años. La cuenca del Segura
sigue siendo la peor de España, a sólo el 12% de su capacidad;
seguida de la cuenca del Júcar con el 13’8%.
El
problema del agua en España viene a consecuencia de una mala
distribución hídrica y un régimen de lluvias irregular que ha
llevado a hablar de una España húmeda y otra seca.
Este
problema se ha convertido en instrumento de enfrentamiento de unas
comunidades con otras, de unos españoles con otros, en función de
sus intereses propios y cálculos electorales. O utilizado por la
dirección de los dos grandes partidos, PSOE y PP, como arma
arrojadiza y elemento de negociación en función de su rentabilidad
política, con total desprecio de los intereses populares y
nacionales. Se rechazan proyectos y alternativas, no porque no sean
buenas para los intereses de conjunto, sino porque las propone “el
otro”. Atacan como excluyentes soluciones que pueden ser
complementarias (desaladoras contra trasvases).
Por
el contrario, los datos demuestran varias cosas. En primer lugar, que
hay un cambio de tendencia y una creciente preocupación y mejora
para un aprovechamiento integral del agua, con el desarrollo de la
depuración, el ahorro, la modernización de los regadíos, la
reutilización de aguas y la desalación. Y en ello las comunidades
de Murcia y Valencia juegan un papel destacado. La modernización de
regadíos y la mejora en las redes de distribución permitió ahorrar
gran cantidad de agua en el 2005.
Si
Andalucía es la comunidad que más agua consume (25’1% del total
nacional) las comunidades de Murcia y Valencia están entre las que
menos consumen. Y en cuanto al precio del agua, Murcia es, fuera de
las islas, la comunidad que más paga por el agua, 1’41 euros por
metro cúbico, seguida de la Comunidad Valenciana con 1’20 euros.
Un
segundo mito que los datos derriban es el del despilfarro en la
agricultura y el turismo. Más de las tres cuartas partes del agua
consumida en España, sobre el 80%, se emplea para el regadío.
Alrededor del 13% es consumida por el consumo humano en ciudades y
pueblos y un 7% por la industria.
Agricultura
y turismo son dos de las principales fuentes de riqueza del país. La
manipulación de que el uso del agua en estos sectores va en
beneficio de “las zonas turísticas del sur” o los campos de
Murcia y Valencia, son una falacia. La riqueza que se crea en estos
sectores no es “local” es una riqueza nacional que repercute en
el conjunto del país, porque repercuten en dinamizar gran parte de
los demás sectores, de la industria, el transporte, los servicios…
ya que muchisimas empresas establecidas en Cataluña o el País
Vasco, Madrid o Aragón (fertilizantes, químicas, materiales de
construcción, siderúrgicas, fabricación de vehículos agrícolas o
comerciales…) dependen en gran medida de los productos y bienes que
necesita la agricultura o el turismo.
Dar
conocimiento sobre las diferentes alternativas complementarias
(desaladoras, embalses, trasvases, depuración de aguas,
aprovechamiento de las aguas de lluvia, modernización de regadíos y
conducciones, etc.); recoger las diferentes alternativas y puntos de
vista; abordar las repercusiones del cambio climático; y aportar
elementos para una alternativa nacional, científica y social es lo
que debemos proponernos para tratar el problema del agua en el país.